miércoles, 17 de noviembre de 2010

HISTORIA DEL PERIODISMO EN COLOMBIA.

En Colombia, el inició de la prensa como principal medio de comunicación está ligado estrechamente con la política; es decir, casi todos los primeros periódicos fueron fundados por políticos que veían en este medio la mejor y más segura manera de expresar sus opiniones políticas sobre lo que sucedía en el momento.
Las primeras publicaciones de esta naturaleza que aparecieron en Colombia fueron:
|Gaceta de Santafé (1785), |Papel periódico de la ciudad de Santafé (1791) y |Semanario del Nuevo Reino de Granada (1808), fundados por Manuel del Socorro Rodríguez; |Diario político de Santafé de Bogotá, fundado por Francisco José de Caldas; |El Siglo (1849), |La Reforma (1851), |La Opinión (1863-66), |La Paz y El agricultor (1868-69) y |La Unión (1861), fundados por Salvador Camacho Roldán; |La Democracia, de Cartagena, fundado por Rafael Núñez, quien también escribió en periódicos como |Neogranadino, El Tiempo y |La Opinión.
En 1848 nace, por intermediación de Manuel Ancízar (1812-1882), la imprenta |El Neogranadino. Este federalista ilustrado fue quien introdujo en el país máquinas modernas y un equipo de impresores, dibujantes, pintores y litógrafos, logrando gestar una gran revolución en el periodismo y la literatura de Colombia, pues con ayuda de estas personas y estas maquinarias se consiguió sacar, rápidamente, miles de ejemplares de una misma edición, lo que hacía que la difusión fuese más amplia y generalizada. Aprovechando estas nuevas tecnologías y saberes, Ancízar funda el periódico |El Neogranadino, lo que permitió dar inicio a una nueva etapa en la prensa del país.
Vale decir que, en realidad, el primer periódico del país nació en Santafé de Bogotá en 1791, aunque hacía más de medio siglo que las imprentas funcionaban regularmente en el Virreinato. De ellas salían novenas, sermones, oraciones, noticias eclesiásticas, composiciones piadosas, reglamentos y ordenanzas. La imprenta llegó tarde al país y, en general, a todas las colonias, en parte debido a los hombres de la Santa Inquisición, quienes sabían muy bien del poder de la palabra, de tal suerte que desconfiaban de todo lo que se pudiera publicar. Pasado el auge del poder político de la Inquisición, los libros y publicaciones representaron para el gobierno español una gran amenaza, pues los criollos, gracias a ellos, lograban establecer contacto con pensadores europeos que hablaban de libertad e independencia.

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